¿Qué hacer cuando experimentamos emociones negativas?
Las emociones, en general, forman parte de nosotros y todas cumplen una función, y eso no excluye a las negativas. Hoy aprenderemos qué son las emociones, cómo podemos sacarles provecho a las emociones negativas, cuáles son las mejores formas de gestionarlas, y mucho más.
¡Empecemos!
¿Qué son las emociones?
Las emociones son respuestas de nuestro cerebro ante estímulos determinados, como lo son los recuerdos, las ideas, o una situación concreta (por ejemplo, hablar frente a muchas personas o recibir una noticia impactante).
Estos estímulos responden a tres componentes básicos:
- Experiencia subjetiva: el hecho como tal que desencadena la emoción.
- Respuesta fisiológica: la respuesta inmediata que esta experiencia desencadena en el cuerpo, como puede ser sudoración, aceleración de los latidos del corazón, sonrojo, risa, etc.
- Respuesta conductual: cómo se reacciona ante lo que acaba de pasar, con enojo, calma, desesperación, euforia, etc.
La forma más común de clasificar las emociones es de la siguiente manera:
Emociones positivas
Las emociones positivas son respuestas agradables, placenteras y deseables ante los estímulos presentados. Tienen un gran impacto en el bienestar general de una persona, tanto en su estado de ánimo como en su salud física y salud mental. Además, ayudan a fortalecer los vínculos afectivos, rendimiento laboral, académico, entre otros.
Emociones negativas
Las emociones negativas suelen hacernos sentir mal con nosotros mismos, reducen la autoestima y afectan significativamente la confianza. Estas emociones son naturales, solemos sentirlas y, pese a que nos hacen sentir mal momentáneamente, no deberían tener mayor repercusión en nuestra vida diaria. En el momento en el que nos empiezan a afectar de manera crónica, debemos recurrir a prácticas como la meditación o la terapia para aprender a manejarlas mejor.
7 emociones negativas y sus funciones
Tal como mencionamos anteriormente, las emociones negativas, dependiendo del punto de vista, pueden ayudarnos a aprender más de nosotros mismos.
Esas emociones desagradables, más allá de causarnos malestar, deberían invitarnos a la reflexión, a preguntarnos por qué nos sentimos así, que hay detrás de eso que nos angustia.
El primer paso es mencionar algunas de nuestras emociones básicas y sus funciones más primitivas para así identificarlas con mayor facilidad y manejarlas de la mejor manera:
1. Miedo
El miedo es nuestra primera respuesta instintiva hacia lo desconocido, nos permite saber cuándo estamos en peligro y esa alerta nos impulsa a protegernos a toda costa.
2. Asco
El asco puede ser una de las emociones más básicas de todas, ya que nos frena de ingerir un alimento que se encuentre en mal estado que pone en peligro nuestro bienestar corporal. Además, potencia nuestros hábitos de higiene personal.
3. Ansiedad
Esta emoción nos ayuda a prepararnos para nuestro futuro a largo plazo, previniendo o disminuyendo las probabilidades de consecuencias negativas.
4. Frustración
La frustración es una alarma que nos indica que hay un gran deseo o necesidad de satisfacer algo y que todavía no lo tenemos o no lo hemos conseguido.
5. Culpa
La culpa nos permite ver que hemos actuado de forma incorrecta con respecto a las normas socialmente establecidas, ante una situación o con una persona, lo cual nos impulsa a pedir disculpas y a remediar nuestro error, no solo para deshacernos de esos sentimientos de culpa, sino para conservar vínculos que nos parezcan importantes.
6. Ira o enojo
Es una respuesta a cuando hemos sido perjudicados, o lo percibimos así, y nos moviliza a actuar de manera negativa.
7. Tristeza
La tristeza aparece cuando sufrimos alguna pérdida de algo o alguien valioso para nosotros, o cuando sufrimos de algún fracaso.
Es una señal de que debemos parar con nuestro ritmo ajetreado de vida y tomarnos un momento para vivir ese duelo, procesarlo y profundizar lo que nos causa.
Todas estas emociones tienen en común que algo las desencadena. Hay un factor interno o externo que nos hace experimentarlas.
Cuando estas aparecen sin una causa real o racional, cuando se sostienen por demasiado tiempo, o cuando son demasiado intensas, empiezan a afectar nuestra calidad de vida.
¿Cómo manejar las emociones negativas?
De todos los diferentes tipos de emociones que tenemos, las emociones negativas son las más complejas de gestionar, precisamente porque son emociones dolorosas.
Puede que el primer instinto sea evitarlas o cerrarse para no sentirlas, porque simplemente nos causan mucho malestar, pero es necesario saber gestionar estos estados emocionales de la mejor manera posible para así fomentar una mejor y más rica inteligencia emocional.
El primer paso es identificar la emoción.
Puede que suene como algo sencillo, pero lo cierto es que cuando los sentimientos se entremezclan puede ser difícil saber qué nos pasa. Requiere de mucha práctica y concentración en lo que sentimos, tanto a nivel físico como psicológico.
- Sé consciente de cómo te sientes, puede que debajo del enojo haya mucha tristeza porque algo o alguien te afectó.
- Nunca niegues lo que sientes, porque si no te permites sentirlo, se va acumulando todo dentro hasta que, un día sin razón aparente, explotas.
- Procura descubrir por qué te sientes de esa manera. Ve desenredando todo ese hilo de cosas hasta llegar al punto inicial, al factor que te hizo sentir enojado, frustrado, triste, etc.
- No busques un culpable. Esto implica que no debes tomarte ninguna acción de los demás personal, ya que puede que no lo hayan hecho para lastimarte (aunque al final lo hayan hecho). Lo importante es que tú analices cómo te sientes y entiendas que esos sentimientos están ahí para ayudarte a asimilar mejor lo que está pasando.
- Acepta tus emociones como naturales. Evita juzgarte, asimila que esas emociones pasen por ti, obsérvalas, aprende de ellas lo que vienen a enseñarte, y déjalas ir de la manera en la que llegaron, no seas duro contigo mismo.
El segundo paso es tomar medidas al respecto
- Cuando ya procesaste el sentimiento, ahí puedes decidir si de verdad necesitas expresar lo que sientes. Hay ocasiones en las que es suficiente sentirlo y saberlo, y otras en las que es necesario hacer algo al respecto para que la situación no empeore.
- De ser así, piensa cuál es la mejor manera de expresar dicha emoción. Piensa si es realmente el momento de confrontar a la otra persona, si necesitas conversar de lo que sientes con alguien más para poder tener un panorama mucho más claro sobre lo que tienes que hacer, o si es mejor hacer algo tú solo, como pintar, cocinar, o hacer ejercicio para descargar lo que sientes.
- Es bueno aprender a cambiar el estado de ánimo, ya que eventualmente querrás pasar de un estado negativo a uno positivo, precisamente para no quedarte en un bucle eterno de sobre pensar situaciones y escarbar más en el dolor, lo cual solo hará que te sientas peor.
- Buscar motivos para aliviar tu ánimo y sentirte mucho más feliz no quiere decir que el problema va a desaparecer o que no le estás dando importancia; pero puede que ubicarte en el momento presente y decidir hacer cosas que te ayuden sea la clave para ver la situación desde otra perspectiva.
- Favorece las emociones positivas que puedas sentir en el proceso, crea el hábito de encontrar cosas positivas hasta en las cosas más pequeñas de tu vida y concéntrate en ellas. Puede que eso te ayude mucho a cambiar tu estado de ánimo y tomarte las cosas con más tranquilidad.
- Busca apoyo, conversa de lo que sientes con personas de confianza, ya sean tus amigos, tus padres, tus hermanos, ya que al ser externos a lo que te pasa, pueden ayudarte a ver las cosas desde otra perspectiva, y a sentirte comprendido y validado.
- ¡Dale importancia al ejercicio físico! Puede que en un momento de malestar emocional lo último que quieras sea hacer ejercicio, pero la actividad física no solo ayuda a drenar ese estrés acumulado, sino que también te hace liberar serotonina, lo que te hará sentir más feliz.
El tercer paso es buscar ayuda profesional para lidiar con las emociones difíciles
A veces, las emociones simplemente no se van, por más que hayas puesto en práctica todo lo que has aprendido hasta ahora, y terminas sintiéndote atrapado en una espiral de angustia y tristeza que parece no tener fin.
En ese momento, lo mejor es buscar ayuda profesional de un psicólogo o terapeuta, que han estudiado precisamente para enseñarte a gestionar toda la angustia que puedes sentir, hacerte entender por qué están ahí, y darte las herramientas adecuadas para salir adelante y sentirte mucho mejor.
Importancia de la inteligencia emocional
Tal como pudimos observar en lo planteado anteriormente, las emociones tienen un impacto directo en el comportamiento y en nuestro desarrollo como seres humanos, pueden afectar profundamente en nuestro estado de ánimo, productividad laboral o estudiantil, e incluso repercutir en nuestra salud.
Al desarrollar las habilidades de reconocer nuestras emociones, expresarlas, entenderlas, estamos desarrollando nuestra inteligencia emocional, lo cual es clave para nuestro crecimiento personal.
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