¿Qué son los conflictos intergeneracionales en la familia?

¿Cuántas veces has estado envuelto en una discusión con tus padres o tus hijos? Estas situaciones son muy comunes y se presentan sobre todo durante la adolescencia, que es cuando los hijos comienzan a demandar mayor libertad e independencia. Quizá esto te suena familiar, lo que tal vez no sabes, es que estas situaciones se presentan con mayor frecuencia en las familias migrantes.

Cuando una persona migra pasa por un proceso llamado aculturación, el cual implica el aprendizaje del idioma y las normas del lugar al que llega. Se ha observado que los hijos de quienes migran pasan por este proceso mucho más rápido, especialmente si la migración se da en los primeros años de vida. Por el contrario, los padres suelen tener más arraigados los valores y costumbres del país de origen.

En el caso de la migración latina hacia Estados Unidos se observa un choque debido a que la sociedad norteamericana se caracteriza por ser permisiva e individualista, lo cual contrasta con la cultura de los países latinoamericanos que suelen ser más bien tradicionalistas y tienen a la familia como base.

Uno de los espacios que permite que la aculturación se dé más fácilmente en los hijos, es la escuela. En la escuela los chicos tienen la oportunidad de interactuar con otras personas de su edad, las cuales funcionan como grupo de referencia y, por tanto, son fundamentales para el establecimiento de ciertos comportamientos y actitudes. Esta interacción contribuye a que los valores estadounidenses, que son los que prevalecen en este entorno, sean reforzados e interiorizados.

Cuando los hijos actúan en función de estos valores, los padres pueden percibir esto como una actitud “rebelde”, mientras que los hijos ven a sus padres como «autoritarios» y «anticuados». Es tal el conflicto que en muchas ocasiones los padres envían a sus hijos a vivir al país de origen para que sean educados por otros familiares, tratando así de protegerlos.

En No soy la hija que soñaste, Erika L. Sánchez presenta la historia de una adolescente que crece en el seno de una familia mexico-americana. Julia, la protagonista, se encuentra en una etapa en la que su vida social es realmente importante, comienza a descubrir el amor y su sexualidad, además de estar planeando alejarse de su hogar para asistir a la universidad. Esto le trae constantes problemas con sus padres, quienes buscan protegerla a toda costa y tratan de mantenerla cerca, además de inculcarle los valores propios de su cultura y religión. Dentro de la historia, vemos cómo este conflicto constante repercute en la salud mental de Julia, quien comienza a mostrarse deprimida.

Aunque no queremos adelantarles el final, es importante mencionar que la situación de Julia mejora con terapia y tratamiento, entre otras experiencias que la ayudan a comprender la forma en que sus padres ven el mundo. Así, esta historia retrata algunas de las problemáticas que pueden presentarse debido a las diferencias en el proceso de aculturación de padres e hijos.

Como podemos ver, el conflicto intergeneracional es un problema común dentro de las familias, especialmente en las familias migrantes debido a la convivencia de dos culturas.

Cuando se presentan este tipo de situaciones es fundamental trabajar en el diálogo y la comunicación, a fin de evitar que estos problemas crezcan. Para resolver el conflicto es necesario ser empático, escuchar y tratar de entender al otro. Mediante la negociación puede llegarse a acuerdos comunes que satisfagan a ambas partes, lo cual contribuirá a mejorar el bienestar emocional y fortalecer los vínculos familiares.

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