La salud mental en niños y adolescentes
La infancia y la adolescencia son etapas fundamentales que tienen un impacto a largo plazo e influyen en la vida adulta, por lo que resulta necesario brindar a niños y adolescentes entornos sanos para su desarrollo.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, gran parte de los problemas de salud mental se originan hacia finales de la infancia o principios de la adolescencia. Durante estos años, se viven importantes cambios físicos, fisiológicos y psicológicos que contribuyen a que esta población se encuentre vulnerable ante los problemas de salud mental. Estos problemas usualmente van asociados a conductas de riesgo como consumo de sustancias, embarazo adolescente y deserción escolar. Según datos del Centro para la Prevención y Control de Enfermedades, los problemas de salud mental entre niños y adolescentes se han incrementado en años recientes, particularmente, la depresión y la ansiedad.
La pandemia ha presentado retos particulares para los niños y adolescentes, entre ellos se encuentra el haber tenido que abandonar las clases presenciales. Además de la importancia que tiene la escuela para la formación académica, es un elemento clave para la socialización. Entre niños y niñas son comunes las quejas por no poder jugar con sus compañeros de clase. Los adolescentes, además de perderse de la interacción con sus compañeros, se están perdiendo de ritos de paso importantes, como las graduaciones, fiestas de XV años o Sweet 16. Hay en general una sensación de aislamiento, tristeza y frustración. Ante esta situación, muchos padres han observado cambios en las conductas de sus hijos, mismos que hablan de problemas de salud mental.
Como padres, es importante estar atentos a estos cambios conductuales. En los niños y niñas pueden observarse regresiones en el desarrollo. Algunos dejan de hablar, mojan la cama o muestran la necesidad de estar con los padres gran parte del tiempo. Por su parte, los adolescentes suelen mostrar cambios de humor y en la forma en que se relacionan con los demás. Se muestran irritables, tristes o cansados durante gran parte del día, o se aíslan. En ambos casos puede haber cambios en los patrones de sueño y alimentación. Ante estas señales, existen diferentes acciones que puedes realizar para apoyarlos:
- Habla con ellos. Trata de mantener una relación positiva, de forma que se sientan con la confianza de compartir sus sentimientos, preocupaciones y problemas. Es importante hacerles saber que estos problemas pueden afectarnos a todos y que son más fáciles de enfrentar cuando se habla de ellos y se busca apoyo.
- Proporciona alternativas que puedan ayudar a aminorar el impacto del aislamiento. Pueden convivir en familia, realizar actividades al aire libre, buscar nuevos hobbies o planear reuniones con amigos, asegurándose siempre de mantener las medidas de seguridad y sana distancia.
- Establezcan rutinas que les permitan mantener la higiene de sueño, ejercitarse y comer de manera sana.
- Busquen atención psicológica.
Es importante que en estas acciones se trabaje en conjunto con los niños y adolescentes. Hacerlos parte de la toma de decisiones tendrá un efecto positivo y propiciará que participen con mayor gusto en estas actividades, además, les ayudará a construir la confianza en sí mismos y en los otros. Por último, recuerda lo importante que es el entorno familiar para niños y adolescentes. Procuren construir un espacio de confianza en el que se hable de la salud mental con naturalidad y donde se construyan redes de apoyo.