Miedo: ¿qué es y cómo enfrentarlo?
Algunos consideran al miedo como una emoción limitante, otros como una advertencia y un recordatorio de que somos vulnerables o como un impulso para enfrentar aquello que les asusta. Hoy, vamos a estudiar qué es el miedo, los tipos de miedo, cómo podemos regularlo y utilizarlo a nuestro favor.
¡Empecemos!
¿Qué es el miedo?
El miedo es una emoción primaria que está presente en todas las culturas del planeta. Esta emoción no está presente únicamente en el ser humano, sino también en el resto de los mamíferos y en algunas otras especies animales.
Es una emoción desagradable e intensa que aparece ante la percepción de una amenaza o un peligro real o imaginario. El miedo es lo que nos impulsa a escapar de estas situaciones, intentar evitarlas o combatir lo que las causa.
Es considerada una de las emociones más primitivas, ya que su función principal es crearnos un mecanismo de defensa para garantizar nuestra supervivencia mediante una respuesta rápida y eficaz ante una posible amenaza.
El miedo se manifiesta en cuatro niveles:
Cognitivo
Esta manifestación del miedo ocurre cuando, ante un estímulo o situación temida, se producen pensamientos e imágenes negativas, además de la interpretación que se realiza en ese momento.
Fisiológico
Cuando nos enfrentamos a una situación de peligro y sentimos miedo, ocurren cambios fisiológicos en el cuerpo, como la aceleración del ritmo cardíaco, contracción muscular, temblores en las manos y en las piernas, sudoración, dilatación de las pupilas, palidez en el rostro, piloerección (cuando se erizan los pelos de la piel), entre otros diferentes tipos de reacciones.
Conductual
La sensación de miedo origina acciones hacia ese estímulo o situación temida, como paralizarse, escapar o llorar, entre otros.
Neuronal
El miedo, a nivel neuronal, se origina en una región del cerebro llamada amígdala, que se ubica en el sistema límbico, el mismo está encargado de regular las emociones y funciones de conservación del individuo.
La respuesta física del miedo ocurre antes que la mental, lo que quiere decir que sentimos miedo mucho antes de que nuestra razón decida qué quiere hacer al respecto con esta sensación. Suena como un proceso complejo que puede durar bastante, pero son muchas las áreas del cerebro que están relacionadas con el miedo y que se encargan de procesarlo en cuestión de microsegundos. Algunas de estas zonas son las siguientes:
- Tálamo: decide dónde enviar los datos sensoriales que entran por los ojos, los oídos o la piel.
- Córtex sensorial: interpreta los datos sensoriales.
- Hipocampo: procesa el conjunto de estímulos para crear un contexto.
- Amígdala: como mencionamos anteriormente, decodifica las emociones, determina la posible amenaza, almacena los recuerdos y las emociones del miedo.
- Hipotálamo: activa la respuesta primitiva de correr o luchar.
Tipos de miedo
Existen diferentes tipos o niveles de miedo que podemos llegar a experimentar en nuestro día a día, o en momentos determinados.
Miedo común o miedo real
Este tipo de miedo surge a partir de componentes reales, como el miedo a caer de un lugar muy alto, o miedo a repetir una situación del pasado porque ves ciertas señales o similitudes en tu presente. Es un patrón que se activa a nivel fisiológico, con valor adaptativo, ya que nos ayuda a evitar el peligro en el momento y a captar señales que nos ponen en estado de alerta.
Miedo patológico
Ocurre cuando el miedo se activa, aunque no haya una situación de peligro en ese preciso momento, Este tipo de miedo interfiere mucho en el funcionamiento diario, perjudica mental y físicamente a quien lo padece y a sus allegados, lo que puede desencadenar trastornos de ansiedad, por lo que requiere tratamiento psicológico.
Miedo irracional o irreal
Tiene su origen en un pensamiento imaginario distorsionado y catastrófico, como el miedo desproporcionado a hablar en público o a volar. En muchos casos, estos miedos pueden llegar a transformarse en fobias, que ocurren cuando ese malestar y las estrategias que usamos para evitar esas situaciones interfieren en nuestra vida diaria.
Miedo social
Ocurre en respuesta a un estímulo externo presentado en un plano social: la persona tiene miedo de ser juzgada o a ser ridiculizada por los demás.
Miedo a la soledad
Todos en algún momento experimentamos este miedo, porque a veces la soledad puede ser muy abrumadora. Los seres humanos somos sociales por naturaleza y necesitamos de la interacción con otros para sentir cierto equilibrio emocional y, también, para afrontar problemas que pueden surgir en nuestro día a día.
Miedo a la muerte
Se podría decir que este es el miedo más común de todos, y casi todos han experimentado. Debemos ser de los pocos seres vivos que tienen conciencia de que en algún momento vamos a morir, pero este miedo se hace más intenso cuando alguien de nuestro círculo cercano muere, ya que nos proyectamos y tememos perder nuestra propia vida, a desaparecer para siempre.
Miedo al fracaso
Este miedo causa mucho sufrimiento porque tiene que ver con las expectativas que tenemos o que otros tengan sobre nosotros. Al no poder alcanzarlas, se genera una gran frustración y temor. El fracaso es parte de la curva de aprendizaje de la vida. Es importante no ser tan duros con nosotros mismos.
Miedo al compromiso
Ocurre más que nada entre parejas, ya que puede que un miembro de la misma tenga miedo a «entregar su libertad». Esto puede ser porque los han lastimado en el pasado o por otras experiencias vividas.
¿Qué causa el miedo?
El miedo es una emoción muy compleja y no se le podría adjudicar una única causa. Pueden existir varios factores, especialmente psicológicos, que nos hacen desarrollar miedo ante diversas situaciones.
Algunas causas de las causas más comunes son las que describimos a continuación:
Traumas
Los traumas son los causantes principales de los miedos. Esos momentos del pasado nos cambian profundamente y afectan nuestra forma de percibir ciertas situaciones. Muchos traumas tienen origen en la infancia, donde algunos eventos o la forma de crianza de los padres pueden afectar en nuestro comportamiento como adultos.
Fracasos
Tal como mencionamos anteriormente, el miedo al fracaso es uno de los más comunes y extendidos en la actualidad. Las expectativas sociales o las planteadas por nosotros mismos suelen ser tan altas y demandantes que sentimos que si no llegamos a cumplirlas, somos un fracaso.
Ansiedad
La ansiedad es uno de los factores principales para que los miedos aparezcan de forma recurrente, porque quien parece de ansiedad siempre busca adelantarse a los hechos y ver todos los escenarios posibles, uno más catastrófico que el otro. Así, el miedo se hace muchísimo más grande ante esas situaciones que producen ansiedad.
Salir de la zona de confort
Cuando se sale de la zona de confort, por lo general, es para afrontar situaciones o problemas que nos producen sensaciones como la incomodidad o el miedo. Cuando la persona no sale de su estado de comodidad, termina temiéndole a todo, ya que no conoce sus límites.
Inseguridades
La inseguridad y la baja autoestima van de la mano con los miedos. Cuando queremos afrontar las situaciones que nos dan miedo, debemos hacerle frente también a esas inseguridades que nos impiden ver toda nuestra capacidad para afrontar un problema. Por eso, es importante trabajar nuestra confianza y no ser tan duros con nosotros mismos.
Fobias
Como mencionamos anteriormente, las fobias son miedos irracionales en respuesta a traumas del pasado o a pensamientos invasivos catastróficos. Algunas de las fobias más comunes son:
- Aracnofobia: miedo a las arañas.
- Agorafobia: miedo a los espacios abiertos.
- Claustrofobia: miedo a los espacios cerrados.
- Fobia social: miedo a relacionarse por temor a ser juzgado o ser objeto de burlas.
¿Cómo regulamos el miedo?
Si sientes que estás sufriendo mucho a causa de tus miedos ante situaciones que no lo ameritan, te dejamos algunas herramientas y métodos que puedes poner en práctica para regularlo:
Localiza la raíz del miedo
En muchas ocasiones, tenemos miedo del miedo en sí mismo, de lo desconocido. Cuando examinas tus sentimientos en profundidad y encuentras el origen de ese malestar, puede que el problema que te sigue dando miedo siga ahí, pero cuando ya conoces la raíz de todo y sabes que puede haber muchas posibles soluciones, ya no asusta ni preocupa con tanta intensidad.
Técnicas de relajación
Hay ejercicios que puedes realizar para tranquilizarte o prepararte un poco ante una situación de miedo, como respirar profundamente, buscar distracciones o practicar la meditación.
Cuida de tu salud
Cuando se tienen hábitos saludables, nuestro cuerpo se encuentra más sano y descansado, lo cual evita el aumento del cortisol, la hormona del estrés, la cual puede ocasionar que el estado de alerta y el miedo sean más frecuentes. Por lo tanto, procura tener mejores hábitos de sueño, comer de forma saludable y nutritiva, practicar alguna actividad física, en fin, cosas que aumenten tu bienestar físico y mental.
Terapia
Acudir a terapia puede darte muchas más herramientas para regular el miedo, la ansiedad, para conocerte, amarte y aceptarte y, así, aumentar tu confianza. En Sanarai, contamos con varios especialistas que pueden ayudarte a regular esas emociones básicas.
¿Alguna vez sentiste miedo y no supiste cómo manejarlo? Ayudarte en tu salud, tanto física como emocional, para nosotros es lo más importante. Si necesitas apoyo, te invitamos a programar tu sesión hoy.